jueves, 9 de diciembre de 2010

BERLUSCONI O LA DEMOCRACIA DE LA LIBERTAD

    El cuarto poder no es la prensa cuando estamos en una dictadura mediática, como en el caso de la situación italiana concretamente, aunque se da en un elevado grado a nivel global; así, la prensa, es el segundo poder, seguido del poder económico, en un inamovible primer puesto. Con esta combinación convertirse en presidente de una impecable república italiana está hecho y gozar de una inmunidad legal y abuso de poder tales como los que gozan el Banco Mundial o el FMI situándose por encima de todo, por encima del bien y del mal. En este caso es muy fácil derribar al tercer poder con el empujoncito de una simple ley: la ley Alfano. Esta ley, confeccionada a la medida de una dictadura, protege de cualquier procedimiento penal a los poderes ejecutivo y legislativo, en palabras de Berlusconi: esta ley es el mínimo que una democracia puede hacer para defender su libertad. Tan fácil como seguir las máximas del nuevo orden mundial y el librecambismo, al estar basados en el máximo beneficio, fabrican como consecuencia la suprema libertad, que se traduce cuando cae en empresarios sin escrúpulos en crear, interpretar y manipular y crear las reglas del juego a voluntad, o en otras palabras, jugar a ser un dios con el mundo y crear la realidad, una realidad en la que no hay más que entretenimiento y concursos.



   Este dictador, como todo aquel que se precie, debía cumplir con la misión que tenía encomendada: conseguir el monopolio absoluto de los medios. Así, tenía para sí los tres canales de la RAI y de Mediaset, que suponían el 100% de la televisión terrestre y el 90% del total no sin antes despedir a todos los periodistas y actores como Biagi, Luttazzi o Santoro y quedarse con las marionetas para su propaganda, publicidad y noria televisiva. En España tenemos resquicios de este vómito mediático en el grupo Mediaset, uno de cuyos canales es Telecinco: aproximadamente el 50% de su programación está teledirigida por este rey de la mafia.



    ¿Qué puede hacer la ciudadanía en una situación así en la que si no venden su alma se quedan sin trabajo y en donde viven en una caverna, atados a una silla y contemplando incesantemente el desfile de sombras de la feria nacional?, ¿cómo proteger a los ciudadanos y las libertades del pueblo si la oposición ni siquiera atiende a las manifestaciones multitudinarias? En una situación donde la democracia es un carnaval de palabras, ¿dónde quedan los derechos constitucionales de los ciudadanos, p.ej. el derecho a recibir una información libre y veraz si no hay manera de competir enonómicamente con las falacias de Berlusconi?
 
 
FUENTE
 
Documental: Viva Zapatero!

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