sábado, 28 de noviembre de 2009

pensamientos del reportero Riszard Kapuscinsky

(...)“La fotografía, por su propia naturaleza, pues, es poco sentimental, pues la instantánea no atrapa sino tan sólo un breve momento, por lo general una fracción de segundo, y al mirarla sabemos que aquel momento ya se ha esfumado, que estamos contemplando un pasado que ya no existe. Incluso contemplando la foto de un niño alegre, feliz, nos embarga una sensación de pena de que ese niño de la fotografía haya desaparecido para siempre, pues en el momento en que lo miramos ya ha crecido, ya es mayor, auqnue sólo sea un día (si la foto se sacó ayer), pero mayor, al fin y al cabo.”

domingo, 22 de noviembre de 2009

SEMINARIO DE SEMIÓTICA - Un viaje por la cultura y sus símbolos

Hablemos del tiempo... ¿Qué es el tiempo? ¿Cómo podemos definirlo sin un espacio referencial? No se puede definir por sí mismo. No podemos decir lo que es independientemente de las circunstancias temporales que lo vinculan a la cultura. Incluso al medirlo en segundos ya estamos utilizando un sistema, el sexagesimal (en base 6, lo que se traduce en que p.ej. 1 minuto sea igual a 60 segundos o 60 minutos una hora), sistema ligado a la manera de ver el mundo de la cultura babilónica. Esto es muy interesante, porque contaban con ayuda del pulgar de la mano derecha cada falange de los otros 4 dedos (en cada dedo tenemos 3 falanges que, si multiplicamos por 4 dedos nos da 12. Pero cuando había cálculos más complicados, entonces lo que hacían era realizar este mismo proceso de conteo con cada dedo de la mano izquierda, con lo cual nos daba 12 x 5 =60, número que consideraban perfecto para tomar como base) y esto no tiene otra explicación sino la de tener cinco dedos en cada mano y que cada uno de los cuatro dedos oponibles al pulgar tenga 3 falanges. Así que, desde luego que es cultural y primitiva la precisión de nuestros relojes.


De este modo, vamos a ver con algunos ejemplos cómo el tiempo lo definimos en relación a nosotros mismos y también a nuestras experiencias, ritmos biológicos, psicológicos. P.ej.: hay momentos descritos por el psicólogo Mihail Csikszentmihalyi, en referencia al estado subjetivo de conciencia, descrito como “flow”o “insight”, en los que el tiempo se detiene desde el punto de vista de la percepción individual. En esos momentos es cuando el sujeto se funde con el objeto y esto produce un aislamiento temporal, como si desapareciese la conciencia de nuestra propia condición personal, de nuestra individualidad y nos fundimos con el objeto de estudio. Estos momentos de abstracción nos hacen no ser conscientes del paso del tiempo durante esos momentos. Así, p.ej. se describe en la Cueva de Montesinos del episodio del Quijote (II parte, capítulo XXIII), esta dilatación del tiempo, donde este personaje concibe el tiempo como algo más duradero de lo que en realidad es, lo percibe como un encantamiento en el que le parece que han transcurrido 3 días y en realidad tan sólo transcurrió una hora. Voy a dejar un extracto magnífico de este capítulo que ilustra perfectamente este estado subjetivo de conciencia temporal:


-¿Cuánto ha que bajé? -preguntó Don Quijote-.

-Poco más de una hora -respondió Sancho-.

-Eso no puede ser -replicó don Quijote-, porque allá me anocheció y amaneció, y tornó a anochecer y amanecer 3 veces; de modo que, a mi cuenta, tres días he estado en aquellas partes remotas y escondidas a la vista nuestra.

-Verdad debe de decir mi señor -dijo Sancho-, que, como todas las cosas que le han sucedido son por encantamento, quizá lo que a nosotros nos parece una hora, debe de parecer allá tres días con sus noches”.


O, p.ej. esta relatividad temporal la vemos también en el caso del “Relato de un náufrago” de García Márquez, donde el angustioso tiempo vivido por el náufrago es manifiestamente más amplio, desde el punto de vista subjetivo, de lo que marca el reloj (medida más objetiva del tiempo) que mira continuamente y cuyas manillas apenas avanzan. Y durante los estados de “flow” o iluminación el tiempo parece detenerse y pasar más deprisa (p.ej. casos de ensimismamiento de Newton o Mozart que olvidan el paso del tiempo, y hasta comer y dormir por esta percepción subjetiva, del tiempo psicológico.)


Otra pregunta que cabe plantearse es: ¿Cómo definimos o clasificamos el pasado, presente y futuro? ¿Cómo se deciden los puntos de inflexión? El problema está en determinar qué es lo que consideramos como punto de inflexión para segmentar, diferenciar el presente, del pasado y del futuro. Normalmente esta consideración responde a términos psicológicos subjetivos, aunque si tratamos de hacerlo de forma objetiva, tendremos que ver qué es lo que hace que cambiemos de un momento a otro, y eso son los sucesos, acontecimientos que se dan en la historia más general o privada. Desde este punto de vista, lo que nos hace diferenciar el pasado del presente del futuro es el peso o relevancia que concedemos a cada uno de estos acontecimientos en la vida privada y en la pública. Así, p.ej. en la Edad Moderna, los acontecimientos de la caída del muro de Berlín o del 11-M han supuesto puntos de inflexión determinantes en la concepción histórica posterior. Ya no vemos el mundo igual a partir de estos sucesos. Lo mismo sucede con los acontecimientos de la vida privada, sólo que en estos casos dependen más de la estructura y complejidad psicológica del sujeto en cuestión.


¿Por qué influye nuestra mente en la concepción temporal? Porque la percepción del tiempo es psicológica, ya que depende del punto de vista, enfoque y perspectiva desde los que vislumbremos la realidad. No es lo mismo enfocar la realidad temporal de manera lineal desde un pasado a un futuro, en relaciones causa-efecto sucesivas, que se dan p.ej. en culturas occidentales, que hacerlo de modo circular o cíclico como hacen culturas como la hindú o la tibetana (p.ej. esto lo podemos ver en la película “Primavera, verano, otoño... y otra vez primavera”), o en el pasado hiciera la metempsícosis platónica, en las culturas que tienen como base el mito (esto se ve en ejemplos de diferentes culturas primitivas cimentadas sobre mitos, como “La rama dorada” de James Frazer) o en el calendario cristiano en el que se repiten como ritos todos los años el acontecimiento primordial de la vida, muerte y resurreción de Jesús. Esta percepción del tiempo condiciona la manera de vivir y también el modo de resolver problemas, p.ej. cuando un sujeto que tiene una concepción de circularidad del tiempo intenta solucionar algo consulta en la antigua sabiduría decantada en su libro sagrado para ver cómo se resolvieron situaciones similares en su pasado cosmológico o histórico o en los consejos que da su religión, o bien, busca a algún consejero espiritual de su credo que le ayude a saber cómo resolverlo. Mientras que si se trata de una persona que considera el tiempo desde una perspectiva lineal, lo que hará será una reflexión de cómo se solucionaron esto algunas personas de la historia o de su entorno y es posible que busque y evalúe una proyección de futuro más a largo plazo que la persona que centra toda su sabiduría en un libro histórico-mitológico sagrado de su religión, dado que esta sabiduría se considera eterna, indiscutible y no es necesario sopesar con tanto rigor las actuaciones que recomienda. Así, es un problema filosófico, cultural y semiótico el determinar qué entendemos por tiempo y por la sucesión de pasado, presente y futuro. No se puede medir objetivamente, ya que estamos insertos en una cultura, y en un espacio-tiempo que nos condiciona y casi determina nuestra manera de ver, concebir y actuar en la realidad. Lo que sí es común de ambas concepciones temporales (lineal y circular) es que la experiencia que se vierte del pasado (más o menos remoto o reciente, -desde un momento cosmológico o histórico-) se toma como referencia y se contempla como una posibilidad de mejorar el presente.


Cabría estudiar hasta qué punto nuestro contexto nos condiciona nuestra concepción del tiempo. Así, el mundo y nuestra concepción de la realidad serían totalmente diferentes si hubiésemos vivido en otro cronotopo y nuestra existencia hubiese estado condicionada por otras circunstancias, dado que no somos únicamente seres ontológicos, sino que estamos unidos a este contexto del espacio-tiempo con un cordón umbilical y las circunstancias que lo condicionan y determinan también nos condicionan y determinan a nosotros en nuestra manera de ser y pensar. Nuestro yo no sería igual en otra época ni en otro lugar del mundo y esto determina radicalmente nuestro “yo”, nuestro ser. Así, nuestras posibilidades de ser habrían sido muchas, pero, sin embargo, sólo somos una posibilidad de tantas posibles que hubieran podido ser y que son ahora, en el momento presente, la única posible. (Estas reflexiones se reflejan muy bien en películas como: “El efecto mariposa” (1,2 y 3), y en “Regreso al futuro” (1,2 y 3)). También lo podemos ver desde el punto de vista histórico en el libro de “¿Cómo habría sido el mundo si?”. O en palabras de T.S. Eliot en “Four quartets”:



What might have been is an abstraction

Remaining a perpetual possibility”


Por eso es importante evaluar y preveer (es decir, “ver previamente”) las futuras consecuencias de acontecimientos presentes o de sus posibles repercusiones en el futuro para escoger la mejor opción o decisión en cada momento presente. Para esto es importante la reflexión anticipada, el pensamiento crítico, la pluralidad de opiniones y versiones. Sólo de esta manera iremos a cada paso del presente escogiendo la mejor opción posible para nuestro futuro y esto sólo se puede dar en una democracia. (De cualquier manera siempre es preferible vivir en una democracia, aunque no siempre escojamos las mejores opciones, a vivir en el determinismo dictatorial de “un mundo feliz” donde no somos libres aunque se escoja para todos lo “mejor”.) Es mejor, en este sentido ser “prometeos” (los que actúan después de pensar o evaluar posibles consecuencias) que “epimeteos” (los que piensan después de actuar). Así, presente, pasado y futuro están interrelacionados a la hora de tomar decisiones y evaluar posibles resultados. Nuestras decisiones del presente condicionarán el futuro.


También el futuro condiciona el presente y las espectativas que tenemos de algo condicionan nuestra actuación (p.ej. en el caso del efecto Pigmalión positivo o negativo). Esta percepción del presente condiciona nuestro futuro. Esto se aplica mucho en Psicología, p.ej. en la Programación Neurolingüística -PNL- para detectar los pensamientos negativos y positivos, ser conscientes de ello y aprovechar esta información para proyectarla hacia una Psicología Positiva que ayude al sujeto a enfrentar la realidad de una manera efectiva, esto es, de manera que el sujeto modifique la percepción que tiene del presente y esto le sirva para enfrentar el futuro con mayor determinación y espíritu positivo, y de esta manera obtendrá mejores resultados en su vida.


Otra característica destacable del tiempo es que existen hechos mitológicos dentro de una concepción circular del tiempo, que se relacionan con la historia lineal, p.ej. en el mito fraticida de Caín y Abel, que se hace presente en la historia de Rusia o en la historia nazi. Aquí vemos la clásica concepción de que “la historia se repite”, a veces, inevitablemente. Esto a veces sucede también porque, como dice Isaac Asimov “el aspecto más triste de la vida actual es que la ciencia gana en conocimiento más rápidamente que la sociedad en sabiduría” (en este caso, por ciencia también podemos entender el conocimiento y meditación de los errores históricos del pasado, en las ciencias sociales).


También la historia se repite cuando la religión cristiana asimila la mitología solar, que concibe una creación cosmológica del universo. Así, asimila al dios del sol con el dios cristiano. Esto se ve en que el día 21 de Diciembre, -día del solsticio de invierno, el más corto del año-, era el día fundamental de la religión primitiva, y se realizaban ritos y ofrendas por el temor de que el sol no volviera a salir, sumiendo, de esta manera, a la población en las tinieblas de una noche perpetua. Los cristianos asimilaron a su dios con este dios solar y cambiaron el día 21de Dic. por el 25 para festejar uno de los festejos más importante del año: el del nacimiento de Jesús, el que antaño fuera el astro rey. El modelo cristiano se corresponde con el modelo cosmológico del mundo y la manifestación divina de Cristo como encarnación humana y divina en la misma persona.


Está claro que por esto la historia tiene connotaciones religiosas, y muchas veces toma elementos de la religión como propios, p.ej. en la divinización del Rey Arturo, personaje de sangre real (y ligado al “sang real” o santo grial que en un origen era celta, pero el cristianismo asimiló como propio para darle un carácter más ritual, milagroso), linaje real, origen divino al que se ha buscado un origen relacionado con este tiempo primigenio de la divinidad, los dioses y los héroes y hoy día convertido en leyenda, con elementos cosmológicos y también con elementos históricos, dado que un general romano, Artús, al personaje histórico al que se cree que hace referencia la mitología artúrica, en realidad existió. Además se habla del rey que fue, es y será, relacionando la concepción mitológica e histórica del tiempo.


Existen una interconexión, interdependencia e interrelación temporales. El tiempo, en este sentido, es algo relativo, ya que mañana será ayer y el presente será el pasado cuando el futuro sea el presente. Esto se puede transferir al futuro. La percepción del futuro dependerá de qué percepción del presente se tenga del pasado.

Esta percepción del tiempo, se refleja desde el punto de vista lingüístico, en las diferentes variantes del pasado (passé compossé o past perfect o pretérito perfecto compuesto no son iguales que el pretérito perfecto simple ni que el pretérito imperfecto.) Esto viene dado por nuestra necesidad de acotar más la duración del tiempo del pasado y su relación de mayor inmediatez o lejanía con el presente. Así, percibimos el tiempo en función de la concepción que tengamos de él.


Uspenskij dice que el pasado no depende del presente ni del futuro. Pero T.S. Eliot no está de acuerdo con esto; ya que en “Four quartets” dice:


Time present and time past

are both perhaps present in time

future,

and time future contained in time

past.”


Claro que, desde una perspectiva histórica, el presente es percibido en la perspectiva del pasado y el pasado depende del futuro, que está determinado por la visión del pasado. El pasado y el futuro existen empíricamente. No podemos experimentar el futuro, pero sí el pasado. El presente existe en algún sitio. El tiempo está siendo creado continuamente. Y la idea del futuro, pues, es algo que se está desarrollando y está ligado a la idea de la predestinación. La capacidad para ver el futuro, la podemos ver de diferentes maneras.


Si lo enfocamos desde el punto de vista filológico, sin palabras con que comunicarnos, el tiempo no tiene dirección. Mediante las palabras construimos nuestra concepción del tiempo. El futuro se ve como algo que existe y no está fuera de nuestra percepción y la concepción histórica supone la relación de antecedentes y consecuentes. Así, mediante el lenguaje, podemos decir, que “todo está conectado”.


Desde el punto de vista de la concepción espacial existe una relación entre el espacio y el tiempo. El problema es situar espacialmente el pasado y el futuro. El tiempo se puede conceptualizar en categorías espaciales y temporales. La pregunta es ¿por qué el tiempo es concebido desde el punto de vista espacial, y no temporal? porque la percepción del espacio es más simple, visual y accesible que la del tiempo. Percibimos el espacio desde nuestra experiencia y el tiempo de manera conceptual. El tiempo se define por los movimientos de objetos o seres vivos en el espacio y también por la progresiva génesis de eventos sucesivos.


Según Piaget, categorizamos el espacio según referentes espaciales y la concepción y comprensión del tiempo es lo más complejo en el proceso de desarrollo cognitivo y se adquiere en último lugar en la madurez intelectual del sujeto que aprende.


Por otra parte, el espacio y el tiempo se desarrollan en relación con el individuo y el espacio se mueve en relación con el tiempo, por eso se le llama espacio-tiempo o cronotopo (de “cronos” (tiempo) “topos” (espacio). Así, el tiempo se mueve en relación con la persona y el espacio se relaciona con la posición de ésta en el mismo. Es por esto por lo que el tiempo está asociado con el movimiento y el espacio con la posición.


Y en referencia a nuestra imposibilidad de escapar al tiempo, termino con una cita de T.S.Eliot, de Burnt Norton:

Time past and time future

What might have been and what has been

Point to one end, which is always

present”


Tiempo pasado y tiempo futuro

lo que podría haber sido y lo que ha sido

apuntan hacia un final, que está siempre presente”.


Y termino con un colosal monumento al tiempo...



T.S.Eliot- Burnt Norton



Time present and time past

Are both perhaps present in time future,

And time future contained in time past.

If all time is eternally present

All time is unredeemable.

What might have been is an abstraction

Remaining a perpetual possibility

Only in a world of speculation.

What might have been and what has been

Point to one end, which is always present.

Footfalls echo in the memory

Down the passage which we did not take

Towards the door we never opened

Into the rose-garden. My words echo

Thus, in your mind.

But to what purpose

Disturbing the dust on a bowl of rose-leaves

I do not know.

Other echoes

Inhabit the garden. Shall we follow?

Quick, said the bird, find them, find them,

Round the corner. Through the first gate,

Into our first world, shall we follow

The deception of the thrush? Into our first world.

There they were, dignified, invisible,

Moving without pressure, over the dead leaves,

In the autumn heat, through the vibrant air,

And the bird called, in response to

The unheard music hidden in the shrubbery,

And the unseen eyebeam crossed, for the roses

Had the look of flowers that are looked at.

There they were as our guests, accepted and accepting.

So we moved, and they, in a formal pattern,

Along the empty alley, into the box circle,

To look down into the drained pool.

Dry the pool, dry concrete, brown edged,

And the pool was filled with water out of sunlight,

And the lotos rose, quietly, quietly,

The surface glittered out of heart of light,

And they were behind us, reflected in the pool.

Then a cloud passed, and the pool was empty.

Go, said the bird, for the leaves were full of children,

Hidden excitedly, containing laughter.

Go, go, go, said the bird: human kind

Cannot bear very much reality.

Time past and time future

What might have been and what has been

Point to one end, which is always present.