lunes, 23 de agosto de 2010

La época de la raza de hierro

"No soy hombre especialmente sabio... ni quiero serlo, si por sabios se tienen esos hombres que hoy en día, con sus hechos, palabras y ejemplos parecen haber sido instruidos en el odio y el rencor. ¿De qué me sirve el progresismo si no soy capaz de progresar con él? ¿De qué me sirve la sabiduría si no soy capaz con ella de torcer lo que de maligno tiene la naturaleza humana, con el firme deseo de una libertad comprometida con el bien común?

Cuando abandonamos al otro y nos comprometemos en exclusiva con el yo estamos renunciando al principio básico del verdadero progreso humano y sobre el que ha cimentado y engrandecido toda paz social: el reconocimiento del otro como parte misma del yo. esa permanente referencia a los otros para reforzar nuestros argumentos va en sentido radicalmente contrario al esfuerzo común que presidió los años de la Transición. Años en los que algunos alzaban la voz con versos de Machado para romper el inmovilismo de los poderosos y desterrar la derrota permanente de una socidad enfrentada sin m ás qrmas que la ilusión y el esfuerzo: ..." está el ayer abierto / al mañana, mañana al infinito;/ hombre de España, ni el pasado ha muerto, / ni está el mañana -ni el ayer- escrito".

De Adolfo Suárez Illana; El Mundo, 23 de Agosto del 2010