GENERAL ELECTRIC Y LOS PCB
Jonathan Broak es un toxicólogo estadounidense que atesora un deslumbrante currículo de títulos universitarios, actividades docentes, publicación de trabajos y pertenencia a asociaciones profesionales, comités consultivos y revistas especializadas. Su brillante historial académico, seguramente, le hubiera serivoo para iniciar una no menos brillante carrera como investigador, pero Borak prefirió usar sus conocimientos con fines más lucrativos que el trabajo de laboratorio y se convirtió en "consultor científico" al serivicio de empresas acusadas de dañar la salud pública. Fundó en 1986, en el prestigioso campus de la Universidad de Yale, la Jonathan Borak & Company, una empresa similar al Weinberg Group. Su oferta era -y es- simple: si los organismos reguladores de Estados Unidos, Europa o Japón toman medidas contra pesticidas, plásticos, aislantes o disolventes basándose en el "peso de las evidencias", no importa que las evidencias acusatorias se amontonen en contra de un determinado producto, lo que hace falta es "crear" un buen número de evidencias exculpatorias.
Y eso es lo que hacen estas consultorasd norteamecricanas donde los abogados o relaciones públicosas de otros lobbies profesionales son sustituidos por expertos en ciencia, que no científicos:, revisan estudios incómiodos para buscar debilidades que los descalifiquen a lo ojos de los organismos reguladores; compendian estudios favorables a la industria para "facilitar la tarea" a esos mismos organismos, no vaya a ser que sólo se escuchen razones en contra dle producto; coordinan estudios científicos cuando no hay más remedio que rascarse el bolsillo de verdad para llegar a la conclusión de que tal pesticida o tal plástico no produce cáncer ni ningún otro mal.
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La mayoría de los bisfenoles policlorados o PCB son compuestos organoclorados extremadamente tóxicos que, durante décadas, fueron usados masivamente en adhesivos, aislantes del fuego, ceras, tientas, aceites, fluidos industriales y otros muchos productos. Numerosos estudios científicos han concluido que los PCB causan múltiples daños sobre el aparato reproductivo, la tiroides y el desarrollo del feto en varios tipos de animales. Tanto la Organización para la Investigación del Cáncer como la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) de EE.UU. los consideran "probablemente cancerígenos" en humanos, motivo pro el cual fueron prohibidos en Occidente durante los 70 y 80 tras décadas de discusiones sobre su peligrosidad. A pesar de las prohibiciones, estos compuestos organoclorados (como tantas otras sustancias tóxicas persistenetes) siguen presentes en los alimentos y es habitual detectarlos en lácteos, carnes y pescados, no siempre a concentraciones bajas.
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Y en ésas, General Electric y Borak se enteraron de que un investigador médico de España llamado Miquel Porta que trabajaba para un organismo probablemente desconocido para ellos había publicado un estudio en la prestigiosa revista científica The Lancet. El estudio establecía una relación entre las concentraciones de PCB en sangre, la adquisición de mutaciones en cierto gen denominado K-ras y el desarrollo del cáncer de páncreas, uno de los tumores más letales y de causas peor conocidas de cuantos afectan a las personas. Elt rabajo podía dar argumentos importantes a los posibles demandantes de General Electric, así que, para descalificar la validez del trabajo, la compañía encargó a Borak una revisión del estudio de Porta. Y Borak hizo un memorando exhaustivo que eenumeraba cuantas debilidades y errores tenía el estudio a su juicio.
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Años después, Miquel Porta sería el primer presidente de Científicos por el Medio Ambiente (CiMA), una asociación de investigadores españoles críticos e independientes que desde su fundación, en 2003, vienen denuncaindo prácticas empresariales de este tipo con objeto de silenciar a la ciencia que no es útil a compañías como General Electric. Entrelos miembros de CiMA se encuentran prestigiosos investigadores de nuestro país como Antonio Ruiz de Elvira, Eduard Rodríguez Farré, Ramón Folch, Nicolás Olea, Francisca López Crespí, Nuria Ferrer, Antonio Bello, Jorge Riechmann, Estefanía Blount, Enric Tello o Federico Aguilera Klink. "Personas como ellas -explica Porta- simbolizan un proceso internacional en auge y que en España renace con fuerza: el compromiso social de los investigadores científicos y su voluntad de aunar rigor científico, independencia académica y coraje ante las tropelías del poder".
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